Durante décadas, la economía financiera intentó explicar los movimientos de los mercados a partir de variables visibles : tasas de interés, balances, flujos de capital, política monetaria. Sin embargo, una y otra vez, los precios se movieron antes. O se movieron sin razón aparente. O reaccionaron con una intensidad que ningún “fundamento” justificaba del todo. Ahí aparece una idea incómoda pero cada vez más evidente: los mercados también tienen un inconsciente . No un inconsciente en el sentido clínico o individual, sino uno colectivo, difuso, emergente . Un espacio donde se acumulan miedos, expectativas, relatos, negaciones y euforias que no siempre se expresan de manera racional, pero que terminan impactando en precios, spreads, volatilidad y decisiones de inversión . Los índices de sentimiento surgen precisamente como un intento de capturar aquello que durante mucho tiempo quedó fuera de los modelos tradicionales: el estado emocional agregado de los agentes económicos....