En Economía y también en Teoría de Decisiones, la aversión a las pérdidas se refiere a la fuerte tendencia de la gente a preferir no perder antes que ganar, siendo un concepto relativamente nuevo, que de alguna forma matiza el concepto de costo de oportunidad tradicional. En efecto, hay estudios que indican que, desde el punto de vista psicológico, perder es doblemente más fuerte que ganar. La aversión a perder fue demostrada por los premios nobel Amos Tversky y Daniel Kahneman, gracias a estudios que determinaron la tendencia natural de la gente a evitar perder antes que ganar beneficios. De esta forma, la aversión a la pérdida potencia la aversión al riesgo, ya que cuando se evalúan posibles ganancias bajo este sesgo, se prefiere más evitar pérdidas que recibir beneficios.
Los estudios referentes a la aversión a la pérdida están estrechamente relacionados con factores neuropsicológicos y de la conducta humana, siendo de gran interés para la Neuroeconomía y las Neurofinanzas. A través de estas investigaciones, puede saberse que en la mayoría de los casos los individuos anteponen la comodidad evitando pérdidas, a correr algún tipo de riesgo pese a tener opción a beneficios.
Por ejemplo, la aversión a la pérdida nos dice que si una persona promedio se decide por hacer una inversión financiera en la que se espera una ganancia de 500 dólares y finalmente obtiene una cantidad menor, aun habiendo obtenido beneficio percibirá este hecho como una pérdida.
Otra manera de ver el concepto de aversión a la pérdida está dado por el ejemplo clásico: si caminando por la calle encontramos un billete de $100, tendremos un cierto nivel de satisfacción y estaremos contentos. Sin embargo, si ese mismo día perdemos ese billete de $100 (se nos cae del bolsillo), la sensación de pérdida que aparecería sería mayor al sentimiento positivo inicial, ya que si bien quedamos igual en cuanto a ingresos ($100 encontrados menos $100 perdidos), psicológicamente se produce un efecto negativo como si hubiéramos perdido más de $100.
Noradrenalina y aversión a las pérdidas
Pero ahora la Neuroeconomía ha dado un paso más allá: se ha descubierto que determinadas regiones del cerebro, implicadas con los sistemas de recompensa, son cruciales para olvidar (o disminuir) el dolor por las pérdidas financieras. Los investigadores escanearon el cerebro de diecinueve varones sanos con tomografía por emisión de positrones tras haber realizado apuestas financieras de riesgo. Se halló que un neurotransmisor, la noradrenalina, es esencial para la respuesta ante la pérdida de dinero. Los varones con elevados niveles de noradrenalina eran menos sensibles al dolor ante las pérdidas financieras.
La noradrenalina es una sustancia que funciona como hormona y como neurotransmisor. La noradrenalina se sintetiza a partir de la dopamina mediante la dopamina β-hidroxilasa. Se libera desde la médula suprarrenal a la sangre como una hormona, y es también un neurotransmisor en el sistema nervioso central y el sistema nervioso simpático, donde se libera a partir de las neuronas noradrenérgicas.
Como hormona del estrés, la noradrenalina afecta a partes del cerebro donde se controlan la atención y las acciones de respuesta. Junto con la adrenalina, la noradrenalina también interviene en la respuesta "luchar o volar" (enfrentar un problema o abandonar), aumentando de manera directa la frecuencia cardíaca, provocando la liberación de glucosa a partir de las reservas de energía, y aumentando el flujo sanguíneo al músculo esquelético.
Como hormona del estrés, la noradrenalina afecta a partes del cerebro donde se controlan la atención y las acciones de respuesta. Junto con la adrenalina, la noradrenalina también interviene en la respuesta "luchar o volar" (enfrentar un problema o abandonar), aumentando de manera directa la frecuencia cardíaca, provocando la liberación de glucosa a partir de las reservas de energía, y aumentando el flujo sanguíneo al músculo esquelético.
El experimento
En el estudio, un equipo de científicos encabezados por Hidehiko Takahashi de la Escuela de Medicina de la Universidad de Kioto, Japón, escaneó el cerebro de 19 hombres sanos con una tomografía por emisión de positrones (PET) tras haber realizado apuestas financieras.
Aquellos con bajos niveles de transmisores de norepinefrina (noradrenalina) tenían altos niveles de este químico en una parte crucial de su cerebro, lo que les llevaba a ser menos sensibles al dolor de la pérdida de dinero. Por el contrario, la gente con mayores niveles de estos transmisores, y por lo tanto menores niveles de noradrenalina, presentaron lo que se conoce como “aversión a las pérdidas” y sufriendo una respuesta emocional más pronunciada a las pérdidas en comparación con las ganancias.
De esta forma, individuos con elevados niveles de noradrenalina, al ser menos sensibles al dolor ante las pérdidas financieras, encarnan cierto peligro como operadores de bolsa (o apostadores de casino), ya que tienden a armar carteras/apuestas mucho más riesgosas que el promedio, es decir, con márgenes de pérdidas o ganancias más pronunciadas. ¿Llegaremos alguna vez a que los procesos de reclutamiento de personal en bancos de inversión midan estas variables neuro? Es muy probable.
Adicionalmente, este tipo de investigaciones ayudará enormemente no sólo a entender las elecciones bursátiles demasiado riesgosas, sino también a entender la ludopatía en general, y así probar fármacos para tratar con este adictivo flagelo.
Concluyendo
Sin lugar a dudas las Neurofinanzas están aún en pañales, sin embargo, este tipo de investigaciones, con escaneos cerebrales a inversores y apostadores en situaciones concretas, nos van a ayudar a comprender más en detalle la compleja problemática de la toma de decisiones bajo riesgo e incertidumbre, los comportamientos de manada, las corridas cambiarias, las burbujas y sobrerreacciones y demás cuestiones de los mercados de valores que muchas veces parecen irracionales para la gente común e inclusive para muchos analistas del mercado.
Autor: Sebastián Laza (economista)
Comentarios
Publicar un comentario