Ir al contenido principal

LO MISMO PERO DIFERENTE: EL EFECTO ENMARQUE

El efecto enmarque es uno de los tantos sesgos cognitivos de nuestra mente, humana y poco racional, en el que el cerebro toma decisiones sobre determinada información según cómo se le presenta la misma. Dicho efecto se usa a menudo en el marketing para influir en los responsables de las decisiones y en las compras, aprovechando la tendencia de las personas a ver la misma información, pero responder a ella de diferentes maneras, dependiendo de si una opción específica se presenta en un marco positivo o en un marco negativo. 

¿Cuál de estos productos elegiría: uno presentado como con 95% de efectividad, o el mismo con un 5% de falla? La mayoría de las personas es más probable que elija la primera opción, aunque las dos opciones sean idénticas.

El modelo económico estándar predice que las personas siempre tomarán la misma decisión si se les muestran los mismos resultados, al maximizar la utilidad esperada. En su innovador estudio de 1979, Amos Tversky y Daniel Kahnemann, ambos posteriores premios nobel, demostraron que las elecciones que hacemos también están influenciadas por la forma en que están enmarcadas. Diferentes enunciados, configuraciones y situaciones tendrán un efecto poderoso en los tomadores de decisiones.

El encuadre a menudo se presenta en forma de ganancias o pérdidas, demostrando que una pérdida se percibe como más significativa, y por lo tanto más digna de evitar, que una ganancia equivalente. En nuestra naturaleza humana aversa a las pérdidas, se prefiere una ganancia segura a una probable, y se prefiere una pérdida probable a una pérdida segura. 

El efecto de encuadre ha demostrado consistentemente ser uno de los sesgos más fuertes en la toma de decisiones. Las formas en que se puede usar el encuadre/enmarque son casi ilimitadas; desde el marketing, las finanzas, las relaciones sociales, etc.

Los marketineros comúnmente usan tres tipos de marcos para influir en las decisiones de los consumidores:

Encuadre de atributos: este marco resalta una característica de un objeto o situación con una luz positiva o negativa. Cuando el marco enfatiza un atributo deseable, es más probable que el cliente actúe. Cuando el marco enfatiza un atributo no deseable, es menos probable que el cliente actúe. El desafío con este tipo de marco es comprender qué cualidades considera deseables el consumidor.

Encuadre de riesgo: este marco presenta información en términos de una apuesta que resultará en una pérdida o ganancia. Cuando las opciones se enmarcan en términos de ganancia, es más probable que el cliente actúe. El desafío con este tipo de marco es comprender cuánto riesgo está dispuesto a asumir el consumidor para evitar una pérdida.

Marco de objetivos: este marco fomenta la participación, al enfatizar el resultado negativo de no participar. Cuando las opciones se enmarcan en términos de lo que se perderá si no se participa, es más probable que el cliente actúe. El desafío con este tipo de marco es comprender qué resultados negativos motivarán al consumidor a tomar medidas.

Más allá del marketing, hay muchos ejemplos destacados de enmarcar, por ejemplo. proponiendo el riesgo de perder 10 de cada 100 vidas frente a la oportunidad de salvar 90 de cada 100 vidas, publicando carne de res que es 95% magra contra 5% de grasa, o motivando a las personas ofreciendo una recompensa de $ 5 vs imponiendo una multa de $ 5. Como vemos, lo mismo pero presentado diferente.

En síntesis, marcos diferentes de presentación de información, ante situaciones similares, pueden generar efectos contrapuestos de aceptación o rechazo, lo que ilustra uno de los sesgos más notables de nuestra mente humana: nuestra extremada sensibilidad a la forma en que se nos comunican las opciones. Adicionalmente, queda claro que la hipótesis de racionalidad del homo economicus hace agua por todos lados.

Autor: Sebastián Laza




Sebastián Laza es especialista en la interrelación entre Neurociencia Cognitiva, Economía de la Conducta y Toma de Decisiones. Es autor del libro: Neuroeconomía, Disrupción y Cambio":https://www.amazon.com/NEUROECONOM%C3%8DA-DISRUPCI%C3%93N-CAMBIO-SMITH-D-KAHNEMAN/dp/198084397X/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1538250941&sr=8-1&keywords=neuroeconomia

Comentarios

  1. Ups... voy a desmenuzar parrafo por parrafo antes de vender la próxima semana

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Marcadores Somáticos: Atajos para la Toma de Decisiones

La hipótesis del marcador somático, de la mano de Antonio Damasio, ha sido muy relevante al momento de comprender el papel que juega la emoción en la toma de decisiones. La idea consiste en que las consecuencias de una decisión producen en la persona una determinada reacción emocional que es subjetiva, que se puede “vivenciar”, y que a su vez es somática, es decir se traduce en reacciones musculares, neuroendócrinas o neurofisiológicas. Esta respuesta emocional a su vez se puede asociar con consecuencias, ya sean negativas o positivas, que se repiten con cierta constancia en el tiempo y que provoquen dicha respuesta. Este mecanismo de asociación es el que produce lo que Damasio llama “marcador somático” y que influye en las decisiones a tomar a futuro. De esta manera, la reacción emotiva pasada influye en la toma de decisiones futura, posibilitando la anticipación de las consecuencias y guiando el proceso de resolución final. En este sentido se afirma que los marcadores

UN MUNDO DE GENTE APURADA

¿Se han puesto a pensar por qué andamos por la vida tan apurados? Dormimos poco, comemos apurados, compramos apurados, manejamos apurados, estudiamos apurados, multitasking en la oficina, zapping permanente en tv, en la música del auto, etc. VAMOS A EXPLOTAR. Se nos pasa el año volando, los días volando, las horas… Es frenético el ritmo.  ¿Pero quién nos apura? Los economistas decimos que “la gente prefiere ir más rápido o más lento, es decir elegir más a corto o a largo plazo, en función de lo que llamamos  tasa de preferencia temporal. Y está comprobado que,  en promedio, la gente suele valorar más obtener recompensa ahora, aunque sea menor, que esperar un tiempo Y OBTENER ALGO MAYOR A FUTURO.  No queremos esperar… lo queremos todo ya.  Podés legir rendir para un 10, pero te querés sacar de encima la materia ya, estudiás menos y aprobás con un 7.  Podés elegir esperar una semana, comparar precios y modelos, y comprarte el teléfono móvil nuevo … pero no… te en

DECIDIR NO DECIDIR: EL SESGO DE OMISIÓN

La mayoría de las veces, la gente, ante el riesgo, elige no actuar, con tal de no fallar. Tememos errar por naturaleza, y más aún tememos a las consecuencias del yerro en la acción, entonces preferimos la omisión.   De esta forma, cuando nos enfrentamos a una decisión riesgosa, la forma en que nos presentan el problema es muy importante. No es lo mismo presentar un problema en el que el individuo puede experimentar cierto nivel de pérdidas si falla en su acción, a otro en el que el individuo puede sufrir el mismo nivel de pérdidas, pero en esta ocasión cuando deja de actuar. El ser humano generalmente va a preferir fallar por omisión que por acción. El ejemplo clásico es el dilema del padre que debe decidir si vacunar a los hijos ante una enfermedad mortal, pero cuya vacuna tiene efectos secundarios. De esta forma, el padre debe decider si vacuna a su hijo contra una efermedad mortal de la que el hijo puede contagiarse naturalmente con un probabilidad del 1%. Si le pone l