Ir al contenido principal

Bolsa, Toma Excesiva de Riesgos y Neurofinanzas

Investigaciones recientes sostienen que los genes que afectan la forma en que el cerebro procesa la dopamina, un neurotransmisor vinculado a las conductas de riesgo, pueden estar asociados con el éxito o el fracaso como operador de bolsa.

Según una investigación liderada por el neuroeconomista Paul Zak (http://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0030844), los agentes de inversión que tenían una carrera exitosa (en función de duración del empleo y salarios), tendían a mostrar antecedentes genéticos vinculados a niveles moderados de dopamina. El estudio fue realizado con un grupo de operadores reales de Wall Street, junto a otro de control seleccionado entre estudiantes universitarios.

Dopamina y riesgo

Aumentar los niveles del neurotransmisor dopamina puede conducir a una mayor toma de riesgos, según varias investigaciones. La dopamina está implicada en el aprendizaje de la recompensa, y es clave en las adicciones (el riesgo inversor excesivo también es una adicción).

Un estudio, dirigido por Robb Rutledge, en el University College de Londres, encontró que el aumento de los niveles de dopamina en adultos sanos llevaron a los participantes a elegir opciones más riesgosas en un experimento con juegos de azar.

Treinta adultos sanos realizaron actividades de juegos de azar, después de recibir L-DOPA (aminoácido precursor de la dopamina) y después de recibir un placebo. La tarea consistía en elegir entre opciones seguras y riesgosas, que conducían a ganancias o pérdidas monetarias. Los investigadores encontraron que:
  • los participantes tomaron más riesgos, para tratar de obtener mayores recompensas, después de recibir L-DOPA, pero no con placebo; 
  • la ingesta de L-DOPA no afectó a la frecuencia con que los sujetos tomaron riesgos cuando hubo pérdidas potenciales;
  • después de recibir L-DOPA, los sujetos eligieron las opciones de mayor riesgo, independientemente de cuánto mayor fuera la recompensa potencial comparada con la alternativa segura;
  • con placebo, la felicidad fue mayor después de grandes recompensas que de pequeñas recompensas, pero con L-DOPA se ponían contentos inclusive con pequeñas recompensas.
Los investigadores proponen que L-DOPA (aminoácido precursor de la dopamina) hizo posibles recompensas más atractivas, pero no afectó la percepción de pérdidas potenciales. También especularon que con L-DOPA, los sujetos pueden experimentar la liberación de dopamina similar para todos los niveles de recompensa, lo que explicaría por qué fueron igualmente felices después de pequeñas y grandes recompensas.

Sin dudas, estos estudios pueden ayudar a explicar algunos tipos de juegos de azar y los problemas de control de impulsos, y también los excesos de toma de riesgo en el mundo de las inversiones de bolsa.

Cortisol, testosterona y riesgo


Es ampliamente conocido que los mercados financieros pueden llegar a ser peligrosamente inestables, sin embargo, no está claro por qué. La investigación reciente ha puesto de manifiesto la posibilidad de que las hormonas endógenas de los agentes de bolsa, en particular, la testosterona y el cortisol, pueden afectar críticamente la toma de decisiones financieras en los mercados. 

Investigaciones recientes muestran que el cortisol, una hormona que modula la respuesta al estrés físico o psicológico, predice la inestabilidad en los mercados financieros. En un estudio concreto, se tomaron muestras de niveles salivares de cortisol y testosterona en personas que participaron en un experimento controlado (142 personas de muestra), y se encontró que los niveles individuales y combinados de cortisol endógeno predicen la posterior asunción de riesgos y la inestabilidad de precios del mercado. 

A continuación, se administró o bien cortisol (una sola dosis oral de 100 mg de hidrocortisona), o bien testosterona (tres dosis de 10 g transdérmica gel de testosterona al 1% más de 48 horas) a los varones jóvenes antes de que simularan un juego de intercambio de activos. Se encontró que tanto el cortisol como la testosterona cambiaron las inversiones hacia activos de mayor riesgo. El cortisol parece afectar las preferencias de riesgo directamente, mientras que la testosterona actuaría induciendo una mayor optimismo sobre futuros cambios de precios. 
En síntesis, los resultados sugieren que cambios en los inversores, tanto en cortisol como en testosterona, podrían desempeñar un potencial papel desestabilizador en los mercados financieros, mediante el aumento de conductas de riesgo, afectando la composición de los portfolios diseñados por los agentes del mercado.

Concluyendo

El adentrarnos a entender un poco más sobre el funcionamiento neuropsicológico subyacente a nuestra toma de decisiones financieras, nos lleva a mapear los roles de hormonas y neurotransmisores en la toma de riesgos, y en la fijación de precios de los activos, y así nos acercamos, muy de a poco, a descifrar mejor las burbujas bursátiles, los errores de predicción, las conductas de manada, etc. El camino es largo, pero las Neurofinanzas prometen darnos una gran mano en esta empresa.

Fuentes:

http://www.nationalgeographic.com.es/aventura/grandes-reportajes/el-misterio-del-riesgo-2_7280
https://www.tradingdefuturos.com/blog/la-dopamina-y-el-mercado
http://saludestetica.org/2014/07/asuncion-de-riesgos-financieros-la-culpa-es-de-los-genes-10.html
http://www.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-hormona-estres-responsable-inestabilidad-economica-20140218090837.html
http://insight.kellogg.northwestern.edu/article/translated/the_biochemistry_of_financial_risk_spanish

Autor: Sebastián Laza (economista, MBA, posgrado en Neurociencias Cognitivas Organizacionales)



Comentarios

Entradas populares de este blog

Marcadores Somáticos: Atajos para la Toma de Decisiones

La hipótesis del marcador somático, de la mano de Antonio Damasio, ha sido muy relevante al momento de comprender el papel que juega la emoción en la toma de decisiones. La idea consiste en que las consecuencias de una decisión producen en la persona una determinada reacción emocional que es subjetiva, que se puede “vivenciar”, y que a su vez es somática, es decir se traduce en reacciones musculares, neuroendócrinas o neurofisiológicas. Esta respuesta emocional a su vez se puede asociar con consecuencias, ya sean negativas o positivas, que se repiten con cierta constancia en el tiempo y que provoquen dicha respuesta. Este mecanismo de asociación es el que produce lo que Damasio llama “marcador somático” y que influye en las decisiones a tomar a futuro. De esta manera, la reacción emotiva pasada influye en la toma de decisiones futura, posibilitando la anticipación de las consecuencias y guiando el proceso de resolución final. En este sentido se afirma que los marcadores

UN MUNDO DE GENTE APURADA

¿Se han puesto a pensar por qué andamos por la vida tan apurados? Dormimos poco, comemos apurados, compramos apurados, manejamos apurados, estudiamos apurados, multitasking en la oficina, zapping permanente en tv, en la música del auto, etc. VAMOS A EXPLOTAR. Se nos pasa el año volando, los días volando, las horas… Es frenético el ritmo.  ¿Pero quién nos apura? Los economistas decimos que “la gente prefiere ir más rápido o más lento, es decir elegir más a corto o a largo plazo, en función de lo que llamamos  tasa de preferencia temporal. Y está comprobado que,  en promedio, la gente suele valorar más obtener recompensa ahora, aunque sea menor, que esperar un tiempo Y OBTENER ALGO MAYOR A FUTURO.  No queremos esperar… lo queremos todo ya.  Podés legir rendir para un 10, pero te querés sacar de encima la materia ya, estudiás menos y aprobás con un 7.  Podés elegir esperar una semana, comparar precios y modelos, y comprarte el teléfono móvil nuevo … pero no… te en

DECIDIR NO DECIDIR: EL SESGO DE OMISIÓN

La mayoría de las veces, la gente, ante el riesgo, elige no actuar, con tal de no fallar. Tememos errar por naturaleza, y más aún tememos a las consecuencias del yerro en la acción, entonces preferimos la omisión.   De esta forma, cuando nos enfrentamos a una decisión riesgosa, la forma en que nos presentan el problema es muy importante. No es lo mismo presentar un problema en el que el individuo puede experimentar cierto nivel de pérdidas si falla en su acción, a otro en el que el individuo puede sufrir el mismo nivel de pérdidas, pero en esta ocasión cuando deja de actuar. El ser humano generalmente va a preferir fallar por omisión que por acción. El ejemplo clásico es el dilema del padre que debe decidir si vacunar a los hijos ante una enfermedad mortal, pero cuya vacuna tiene efectos secundarios. De esta forma, el padre debe decider si vacuna a su hijo contra una efermedad mortal de la que el hijo puede contagiarse naturalmente con un probabilidad del 1%. Si le pone l