Ir al contenido principal

PATERNALISMO LIBERTARIO: LA RECETA DE POLÍTICA ECONÓMICA CONDUCTUAL

¿Por qué hay tanta gente fumadora o adicta a las drogas? ¿Por qué tanta gente come comida chatarra en exceso? Y más en general... ¿por qué tanta gente decide en forma voluntaria hacer cosas que la perjudican a largo plazo? 

Richard Thaler, último Nobel de Economía, y abanderado de la "Economía del Comportamiento", sostiene que el problema se origina en la racionalidad limitada de los seres humanos. En sus procesos mentales, sostiene el acádemico, las personas separan los efectos inmediatos de una acción de los efectos agregados y de largo plazo de la misma, valorándolos de distinta forma (generalmente más valor al presente que al futuro), y comportándose sistemáticamente de manera contraria a su propio beneficio.

De esta forma, Thaler justifica la intervención estatal, "paternalismo libertario" le llama, para remediar las incorrecciones de la gente con una exacerbada "racionalidad limitada", dándoles un empujoncito (‘nudge’) en la dirección correcta. Es, sin duda, una forma de intervencionismo que los liberales libertarios van a blasfemar para siempre.

De cualquier modo, la intervención que sugiere Thaler es mucho menos "intervencionista" que las que estamos acostumbrados a ver en las políticas reales del día a día de los gobiernos. Esgrime Thaler que, dada la racionalidad imperfecta y limitada de muchas personas, pequeños cambios en las reglas de inicio podrían incentivar que la gente se comporte en la forma "socialmente deseada", reduciendo el intervencionismo a largo plazo. Por ejemplo, la regla base, para él, debería ser la donación de órganos después de muerto; si alguien no quisiera donar, podría optar por ello. La comida chatarra debe estar en los lugares más escondidos de los supermercados, para que sea mayor el esfuerzo de comprarla. Si alguien no manifiesta su voluntad de tener un fondo de pensiones, se debe considerar que sí quiere uno.

Orígenes de la idea

El término paternalismo libertario fue acuñado por el mencionado economista del comportamiento Richard Thaler y el jurista Cass Sunstein, en un artículo de 2003 en el American Economic Review. Los autores desarrollaron sus ideas en un artículo más extenso en la Universidad de Chicago Law Review ese mismo año. 


En el mencionado artículo, proponen que, tanto desde el sector privado como desde el Gobierno, se trate de influir en la conducta de la gente para hacer su vida más larga, más sana y mejor. Continúan que, en hallazgos probados de las ciencias sociales, se ha mostrado que, en muchos casos, los individuos toman decisiones muy malas, decisiones que no habrían tomado si hubieran prestado atención y si hubieran dispuesto de toda la información, capacidades cognitivas ilimitadas y un autocontrol absoluto.

Y si bien es paternalista/intervencionista, justifican que es liberal/libertario en el sentido de que su objetivo es asegurar que las personas se liberen de muchos de sus sesgos de racionalidad limitada, para desvincularse de los acuerdos desventajosos, si lo prefieren. Según ellos, los paternalistas libertarios quieren facilitar a las personas que sigan su propio camino; no quieren poner obstáculos a aquellos que desean ejercer su libertad. 

Críticas

Los críticos de Thaler dicen que su “paternalismo libertario” es tan solo una justificación moderna para el intervencionismo estatal, que parte de considerar que la gente es irracional porque no toma las decisiones que a determinado grupo de personas les parecen deseables. 

Y agregan los críticos: si las personas son realmente irracionales, como dice Thaler, ¿qué nos asegura que los que diseñan las reglas no lo sean? ¿Qué nos asegura que sus “empujones”, lejos de ayudarnos a ser mejores, nos esclavicen a sus gustos y apreciaciones, privándonos de nuestros gustos y nuestras apreciaciones?

Justificación de Thaler

El paternalismo libertario es un tipo de paternalismo relativamente débil y blando y que no supone una intromisión, porque las opciones no se bloquean ni se eliminan, ni se gravan de forma significativa. Si alguien quiere fumar, comer muchos caramelos, suscribir un seguro médico poco ventajoso o no ahorrar para la jubilación, los paternalistas libertarios no le obligan a que actúe de otra forma, tan solo lo inducen con incentivos.

Sostienen Thaler y Sunstein que el gobierno y las empresas privadas se convierten a menudo en "arquitectos de elección" porque nuestras percepciones suelen depender de cómo organizamos las diferentes opciones que se nos plantean. El mundo está lleno de estos "arquitectos" –padres, líderes religiosos, profesores, médicos, etc.–, que influyen en nuestras elecciones y tienen la responsabilidad de darles forma mediante "empujoncitos", que no nos limitan pero pueden compensar el error humano, si los utilizamos correctamente.

En síntesis

El intervencionismo estatal en función de "patrones deseables socialmente" no es ninguna novedad, si bien el término "paternalismo libertario" si puede serlo. La idea de inducir mediante "incentivos" (fiscales, o de otro tipo) conductas económicas determinadas, que no surgen de manera espontánea, por racionalidad limitada o por la razón que fuere, es la guía de la política económica moderna desde hace un siglo por lo menos, si bien ahora está mejor fundamentada en términos neuropsicológicos.

Por lo tanto, nuevos rótulos para viejos usos y costumbres de política económica, aunque esta vez con un sesgo hacía un intervencionismo más acotado, más fino, más inteligente... ya que se parte de un más profundo conocimiento de la racionalidad humana, respaldada en Neurociencias, y no en meras especulaciones filosóficas sobre la psiquis humana, bastante deficiente en muchos casos.

Autor: Sebastián Laza (especialista en Neuroeconomía y Economía del Comportamiento)

Link de interés: https://www.casadellibro.com/libro-un-pequeno-empujon-nudge-el-impulso-que-necesitas-para-tomar-l-as-mejores-decisiones-en-salud-dinero-y-felicidad/9788430606849/1239954

Comentarios

Entradas populares de este blog

LO MISMO PERO DIFERENTE: EL EFECTO ENMARQUE

El efecto enmarque es uno de los tantos sesgos cognitivos de nuestra mente, humana y poco racional, en el que el cerebro toma decisiones sobre determinada información según cómo se le presenta la misma. Dicho efecto se usa a menudo en el marketing para influir en los responsables de las decisiones y en las compras, aprovechando la tendencia de las personas a ver la misma información, pero responder a ella de diferentes maneras, dependiendo de si una opción específica se presenta en un marco positivo o en un marco negativo.  ¿Cuál de estos productos elegiría: uno presentado como con 95% de efectividad, o el mismo con un 5% de falla? La mayoría de las personas es más probable que elija la primera opción, aunque las dos opciones sean idénticas. El modelo económico estándar predice que las personas siempre tomarán la misma decisión si se les muestran los mismos resultados, al maximizar la utilidad esperada. En su innovador estudio de 1979, Amos Tversky y Daniel Kahnemann, ambos po

Marcadores Somáticos: Atajos para la Toma de Decisiones

La hipótesis del marcador somático, de la mano de Antonio Damasio, ha sido muy relevante al momento de comprender el papel que juega la emoción en la toma de decisiones. La idea consiste en que las consecuencias de una decisión producen en la persona una determinada reacción emocional que es subjetiva, que se puede “vivenciar”, y que a su vez es somática, es decir se traduce en reacciones musculares, neuroendócrinas o neurofisiológicas. Esta respuesta emocional a su vez se puede asociar con consecuencias, ya sean negativas o positivas, que se repiten con cierta constancia en el tiempo y que provoquen dicha respuesta. Este mecanismo de asociación es el que produce lo que Damasio llama “marcador somático” y que influye en las decisiones a tomar a futuro. De esta manera, la reacción emotiva pasada influye en la toma de decisiones futura, posibilitando la anticipación de las consecuencias y guiando el proceso de resolución final. En este sentido se afirma que los marcadores

UN MUNDO DE GENTE APURADA

¿Se han puesto a pensar por qué andamos por la vida tan apurados? Dormimos poco, comemos apurados, compramos apurados, manejamos apurados, estudiamos apurados, multitasking en la oficina, zapping permanente en tv, en la música del auto, etc. VAMOS A EXPLOTAR. Se nos pasa el año volando, los días volando, las horas… Es frenético el ritmo.  ¿Pero quién nos apura? Los economistas decimos que “la gente prefiere ir más rápido o más lento, es decir elegir más a corto o a largo plazo, en función de lo que llamamos  tasa de preferencia temporal. Y está comprobado que,  en promedio, la gente suele valorar más obtener recompensa ahora, aunque sea menor, que esperar un tiempo Y OBTENER ALGO MAYOR A FUTURO.  No queremos esperar… lo queremos todo ya.  Podés legir rendir para un 10, pero te querés sacar de encima la materia ya, estudiás menos y aprobás con un 7.  Podés elegir esperar una semana, comparar precios y modelos, y comprarte el teléfono móvil nuevo … pero no… te en