La mayoría de las veces, la gente, ante el riesgo, elige no actuar, con tal de no fallar. Tememos errar por naturaleza, y más aún tememos a las consecuencias del yerro en la acción, entonces preferimos la omisión.
De esta forma, cuando nos enfrentamos a una decisión riesgosa, la forma en que nos presentan el problema es muy importante. No es lo mismo presentar un problema en el que el individuo puede experimentar cierto nivel de pérdidas si falla en su acción, a otro en el que el individuo puede sufrir el mismo nivel de pérdidas, pero en esta ocasión cuando deja de actuar. El ser humano generalmente va a preferir fallar por omisión que por acción.
El ejemplo clásico es el dilema del padre que debe decidir si vacunar a los hijos ante una enfermedad mortal, pero cuya vacuna tiene efectos secundarios. De esta forma, el padre debe decider si vacuna a su hijo contra una efermedad mortal de la que el hijo puede contagiarse naturalmente con un probabilidad del 1%. Si le pone la vacuna, reduce la probabilidad de contagio de esa enfermedad al 0%. Al mismo tiempo la vacuna conlleva una probabilidad de morir por problemas derivados de la inyección de la misma del 0,5%.
Ante este dilemma, ¿qué preferirá el padre? Los estudios demuestran que cerca de un 50% de los padres prefiere omitir en la acción de vacunar al hijo, dejándole con un 1% de probabilidad de morir, antes que darle la vacuna y dejarle con un 0,5% de probabilidad de morir. Y es que la muerte por vacunar al hijo sería para el padre mucho más dolorosa que la derivada de la muerte del mismo debido a una enfermedad que tenía a priori “sólo” un 1% de probabilidad de contagio.
Este tipo de "no decisiones" es común en muchos campos, en especial en el plano de la política y la economía, ya que para un gobernante/administrador público suele ser más justificable a veces dejar que pase el tiempo y no actuar en algún tema puntual, en vez de ponerse en foco y tomar alguna decision importante y arriesgada, que en caso de ser fallida lo deje demasiado en evidencia.
En síntesis, la "no acción" es una extendida manera de decidir en múltiples esferas, en especial cuando el problema se presenta complejo y riesgoso, y puede dejarnos demasiado en evidencia si fallamos a la hora de elegir actuar.
En síntesis, la "no acción" es una extendida manera de decidir en múltiples esferas, en especial cuando el problema se presenta complejo y riesgoso, y puede dejarnos demasiado en evidencia si fallamos a la hora de elegir actuar.
Autor: Sebastián Laza
Sebastián Laza es especialista en la interrelación entre Neurociencia Cognitiva y Toma de Decisiones.
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