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EL INCONSCIENTE RACIONAL DE LOS MERCADOS

 

Durante décadas, la economía creyó que los mercados se movían por información y expectativas racionales. Pero la experiencia, los datos y las crisis nos enseñaron otra cosa: los precios también se mueven por emociones, intuiciones y relatos compartidos. A eso lo llamamos sentimiento del inversor. Y lejos de ser un mero “ruido irracional”, puede entenderse —siguiendo a Gerd Gigerenzer— como una forma de racionalidad ecológica: una inteligencia adaptativa que surge en contextos de incertidumbre.

Gigerenzer sostiene que el ser humano no decide calculando infinitas probabilidades, sino aplicando heurísticas simples pero eficaces, guiadas por la experiencia, la emoción y el entorno. Ese “inconsciente racional” es lo que nos permite actuar sin tener toda la información. En los mercados, sucede lo mismo: los inversores usan reglas prácticas —“si todos compran, no me quedo afuera”; “si algo sube rápido, algo sabe el mercado”— que, aunque imperfectas, funcionan en entornos volátiles.

Aquí es donde el sentimiento del mercado deja de ser un error y pasa a ser una señal ecológica. Refleja cómo las personas procesan la incertidumbre, cómo perciben el riesgo, cómo reaccionan ante los relatos dominantes. Porque sí: los mercados también se cuentan historias.

El premio Nobel Robert Shiller lo mostró con su concepto de narrativas económicas. Las burbujas, los ciclos de euforia o de miedo, no nacen de los datos, sino de los relatos que se contagian: “la nueva economía”, “la dolarización inevitable”, “el boom exportador”. Son historias que circulan, emocionan y coordinan expectativas colectivas. Y esas historias se sostienen —o se derrumban— según la energía emocional que las alimenta.

Visto así, el mercado es un organismo narrativo-emocional: un sistema donde la emoción colectiva (el sentimiento del inversor) es la forma en que el inconsciente racional (las heurísticas adaptativas) se expresa mediante narrativas compartidas.

Los precios, entonces, no solo condensan información: condensan sentido.

Desde esta perspectiva, medir el sentimiento —como intentamos con el ISEA, Índice de Sentimiento Económico Argentino— no es solo un ejercicio estadístico. Es una forma de tomar el pulso a la racionalidad profunda de los mercados, a esa lógica que mezcla miedo, esperanza y relato. Una forma, también, de reconocer que los mercados no piensan como calculadoras, sino como cerebros humanos: con emoción, con atajos, con historias que dan orden al caos.

 Bibliografía sugerida

Gigerenzer, Gerd

  • Gut Feelings: The Intelligence of the Unconscious. New York: Viking Penguin, 2007.
  • Rationality for Mortals: How People Cope with Uncertainty. Oxford University Press, 2008.
  • Adaptive Thinking: Rationality in the Real World. Oxford University Press, 2000.

Shiller, Robert J.

  • Narrative Economics: How Stories Go Viral and Drive Major Economic Events. Princeton University Press, 2019.
  • Irrational Exuberance. Princeton University Press, 2000 (3rd ed. 2015).

Behavioral Finance / Sentimiento del Inversor

  • Baker, M., & Wurgler, J. (2007). Investor Sentiment in the Stock Market. Journal of Economic Perspectives, 21(2), 129–151.
  • Barberis, N., Shleifer, A., & Vishny, R. (1998). A Model of Investor Sentiment. Journal of Financial Economics, 49(3), 307–343.
  • Schmeling, M. (2009). Investor Sentiment and Stock Returns: Some International Evidence. Journal of Empirical Finance, 16(3), 394–408.
  • Csontó, B. (2014). Investor Sentiment, Risk Aversion, and Asset Allocation: What Can We Learn from Survey Data? IMF Working Paper.

Enfoques integradores

  • Akerlof, G. A., & Shiller, R. J. (2009). Animal Spirits: How Human Psychology Drives the Economy, and Why It Matters for Global Capitalism. Princeton University Press.
  • Kahneman, D. (2011). Thinking, Fast and Slow. Farrar, Straus and Giroux.
  • Tuckett, D. (2011). Minding the Markets: An Emotional Finance View of Financial Instability. Palgrave Macmillan.


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