Ir al contenido principal

THE NEURO-UTILITY OF MONEY

Money confers direct utility, instead of being valued only by what can be bought with it

Neuroeconomics usually perform brain scans while people (people who undergo these studies) do activities where they earn or lose money. The results obtained suggest that the money activates reward areas similar to those that are activated through the consumption of food and drugs, which would imply that the money confers direct utility, instead of being valued only by what can be bought with it.

The standard economic model assumes that the utility of money is indirect, since it is only a means to facilitate the exchange of goods and services, which are those that end up providing utility directly. Thus, the traditional, neoclassical economy, conceives the pleasure of food or cocaine, for example, and the "pleasure" of obtaining money, as two totally different phenomena. However, neurological evidence suggests that the same dopaminergic reward circuits of the brain are activated for a wide variety of different types of rewards, including attractive faces, funny cartoons, cultural objects, sports cars, drugs, and money. So, according to neuro evidence, it would seem that money, like the other goods and services mentioned, provides a direct reward.

Therefore, the idea that many types of reward (whether by buying goods and services or simply by having money in your pocket, even if it is not spent) are processed in a similar way in the brain, has important implications for economics, that he assumes that the marginal utility of money depends on what he can buy; in this way today it is hypothesized that money would become what psychologists call a "primary reinforcer", which means that people would value money without carefully calculating what they plan to buy with it. And while, we acknowledge, Neuroeconomics is not advanced enough today to categorically affirm this hypothesis, there is a very high possibility that brain valuation for money is loosely linked to the utility of consumption.

But then, if earning money directly provides pleasure, the experience of saying goodbye to him will probably be painful. This would be one of the reasons why many consumers tend to accept purchases in installments (medium and long term financing) to disguise the payments, and in this way reduce our pain by getting rid of liquidity.

Author: Sebastián Laza is an argentine economist, graduated from the National University of Cuyo (Mendoza, Argentina), specialized in the interrelation between Neuroscience and Economics, with postgraduate courses on the subject at the National University of La Plata (Buenos Aires, Argentina), National Research University, Higher School of Economics (Moscow, Russia) and Duke University (USA). Book: https://www.amazon.com/NEUROECONOMICS-DISRUPTIVE-PATH-Sebastian-Laza-ebook/dp/B07GJW1HCL




Comentarios

Entradas populares de este blog

Marcadores Somáticos: Atajos para la Toma de Decisiones

La hipótesis del marcador somático, de la mano de Antonio Damasio, ha sido muy relevante al momento de comprender el papel que juega la emoción en la toma de decisiones. La idea consiste en que las consecuencias de una decisión producen en la persona una determinada reacción emocional que es subjetiva, que se puede “vivenciar”, y que a su vez es somática, es decir se traduce en reacciones musculares, neuroendócrinas o neurofisiológicas. Esta respuesta emocional a su vez se puede asociar con consecuencias, ya sean negativas o positivas, que se repiten con cierta constancia en el tiempo y que provoquen dicha respuesta. Este mecanismo de asociación es el que produce lo que Damasio llama “marcador somático” y que influye en las decisiones a tomar a futuro. De esta manera, la reacción emotiva pasada influye en la toma de decisiones futura, posibilitando la anticipación de las consecuencias y guiando el proceso de resolución final. En este sentido se afirma que los marcadores

UN MUNDO DE GENTE APURADA

¿Se han puesto a pensar por qué andamos por la vida tan apurados? Dormimos poco, comemos apurados, compramos apurados, manejamos apurados, estudiamos apurados, multitasking en la oficina, zapping permanente en tv, en la música del auto, etc. VAMOS A EXPLOTAR. Se nos pasa el año volando, los días volando, las horas… Es frenético el ritmo.  ¿Pero quién nos apura? Los economistas decimos que “la gente prefiere ir más rápido o más lento, es decir elegir más a corto o a largo plazo, en función de lo que llamamos  tasa de preferencia temporal. Y está comprobado que,  en promedio, la gente suele valorar más obtener recompensa ahora, aunque sea menor, que esperar un tiempo Y OBTENER ALGO MAYOR A FUTURO.  No queremos esperar… lo queremos todo ya.  Podés legir rendir para un 10, pero te querés sacar de encima la materia ya, estudiás menos y aprobás con un 7.  Podés elegir esperar una semana, comparar precios y modelos, y comprarte el teléfono móvil nuevo … pero no… te en

DECIDIR NO DECIDIR: EL SESGO DE OMISIÓN

La mayoría de las veces, la gente, ante el riesgo, elige no actuar, con tal de no fallar. Tememos errar por naturaleza, y más aún tememos a las consecuencias del yerro en la acción, entonces preferimos la omisión.   De esta forma, cuando nos enfrentamos a una decisión riesgosa, la forma en que nos presentan el problema es muy importante. No es lo mismo presentar un problema en el que el individuo puede experimentar cierto nivel de pérdidas si falla en su acción, a otro en el que el individuo puede sufrir el mismo nivel de pérdidas, pero en esta ocasión cuando deja de actuar. El ser humano generalmente va a preferir fallar por omisión que por acción. El ejemplo clásico es el dilema del padre que debe decidir si vacunar a los hijos ante una enfermedad mortal, pero cuya vacuna tiene efectos secundarios. De esta forma, el padre debe decider si vacuna a su hijo contra una efermedad mortal de la que el hijo puede contagiarse naturalmente con un probabilidad del 1%. Si le pone l