Uno de los críticos precursores al supuesto de hiper-racionalidad optimizadora neoclásica, fue el notable economista Herbert Simon [1], con su concepto de "racionalidad acotada", a partir de una serie de trabajos que lo
hicieron acreedor al Premio Nobel en 1978. Simon definde su idea de “bounded rationality [2]” en los siguientes términos:
"The task was to replace the classical model with one that describe how decisions could be made when the
alternatives of search had to be sought out, and the consequences of choosing
particular alternatives were very imperfectly known both because of limited
computational power and because of uncertainty in the external world, and the
decision maker did not possess a general and consistent utility function for
comparing heterogeneous alternatives. Several procedures of rather
applicability and wide use have been discovered that transform intractable
decisions problems into tractable ones."
"One
procedure already mentioned is to look for satisfactory choices instead of
optimal ones. Another is to replace abstract, global goals with tangible
subgoals, whose achievement can be observed and measured. A third is to divide
up the decision –making tasks among many specialists, coordinating their work
by means of a structure of communications and authority relations. All of
these, and others, fit the general rubric of “bounded rationality”… [3]
Con este concepto, revolucionario para los años '50, Simon abre entonces una
compuerta para la reformulación de la teoría de la firma (microeconomía) y de las decisiones
empresarias, que intenta modificar el modelo neoclásico. En lugar de optimizar en la forma que presupone la teoría neoclásica,
los agentes económicos se fijan una meta, y cuando la logran, aunque no sea el
óptimo, se sienten satisfechos con
ella y no buscan optimizar. Los hombres
de carne y hueso tienen capacidades limitadas para adquirir conocimientos y
para realizar cálculos, y para predecir su comportamiento sería necesaria la
participación de psicólogos y sociólogos, además de los economistas [4].
En sintonía con el concepto de Simon de racionalidad limitada, tenemos a Akerlof (también nobel de Economía, al igual que Simon) con su concepto de disonancia cognitiva,
que nos ilustra sobre conductas
contrarias a la hiper-racionalidad que gobierna los modelos económicos, por ejemplo en situaciones en las que, quienes toman
decisiones, no conocen bien sus preferencias, o son demasiado influenciables
cuando actúan como parte de grupos cerrados a puntos de vista externos. La
obediencia indebida, que conduce a alguien a hacer cosas que le desagradan por
complacer al superior, es un ejemplo extremo.
Ahora bien, hay que reconocer que, dado el enorme grado de penetración actual de
los fundamentos micro y de las expectativas racionales en macroeconomía, y por
más que Simon y Akerlof hayan ganado un nobel en economía respectivamente, no tuvieron mucho éxito en cambiar el rumbo de la
modelización tradicional, y por lo tanto del paradigma dominante.
Sin embargo, en los últimos años, la Neuroeconomía y la Economía del Comportamiento (con el nobel Kahneman a la cabeza) vienen tratando, con técnicas modernas (neuroimágenes la principal), de identificar cómo es la verdadera racionalidad humana, y de esta forma, modelizarla mejor en Microeconomía, pero claro... la batalla epistemológica contra el mainstream será complicada, son muchos años de reinado.
[1] Simon, H. (1997), “An Empirically Based Macroeconomics”,
Raffaelle Mattioli Foundation. Cambridge:
Cambridge University Press, versión pdf.
[2] Racionalidad limitada en español.
[3] Simon contrapone su
concepto de “bounded rationality” a
lo que él define como “global
rationality”, que es el concepto de la teoría neoclásica donde la persona
tiene una función de utilidad, conoce todas las alternativas a su elección,
puede calcular la utilidad esperada de cada alternativa y elige aquella que
maximiza su utilidad.
[4] Simon, H. (1997), “An Empirically Based Macroeconomics”,
Raffaelle Mattioli Foundation. Cambridge :
Cambridge University Press..
Autor: Sebastián Laza (economista, MBA, docente y consultor)
Autor: Sebastián Laza (economista, MBA, docente y consultor)
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