Ir al contenido principal

Psicoeconomía y Toma de Riesgos

A partir de sus trabajos en Economía del Comportamiento (Psicoeconomía), los premios nobel Kahneman y Tversky, analizan el proceso de decisión bajo condiciones inciertas (o sea, con riesgo), distinguiendo dos aspectos: 1) la estructuración de los eventos y su representación mental y 2) el momento de la valoración de cada alternativa. En ambos procesos, es clave el marco (framing) en el cual el individuo coloca la elección, mostrando que pueden existir diferentes actitudes ante el riesgo, según el contexto (frame) en que cada uno se sitúe.

En uno de sus ejercicios más característicos, Tversky y Kahneman proponen a los participantes:

Problema I: supongamos ser más ricos en 300 dólares de lo que somos hoy. Se debe elegir entre: 
  • Una ganancia segura de 100 dólares. 
  • Una probabilidad de un 50% de obtener 200 dólares y una probabilidad de 50% de no obtener nada. 
Problema II: supongamos ser más ricos en 500 dólares de lo que somos hoy. Se debe elegir entre: 
  • Una pérdida segura de 100 dólares. 
  • Una probabilidad de un 50% de no perder nada y una probabilidad de 50% de perder 200 dólares. 
Si bien, a priori, la teoría neoclásica sostiene que en ambas decisiones debería haber indiferencia entre las opciones (su valor ponderado matemático es el mismo), la mayoría de los individuos analizados se inclinó en el problema I por la opción 1 (ganancia segura), mientras que en el problema II por la opción 2 (riesgo).

El precursor de este tipo de estudios fue el también premio nobel Maurice Allais, quien ya en la década del '50 demostró que personas envueltas en un "efecto certeza" vulneran la teoría de la utilidad esperada neoclásica y los axiomas de elección racional en que dicha teoría descansa (para mayores detalles: https://racionalidadltda.wordpress.com/2013/05/26/la-paradoja-de-allais/)


Lo que se puede concluir de este simple ejercicio, es que la neuropsicología humana tiende a evitar el riesgo cuando está en condiciones de ganancia, pero se vuelve buscadora de riesgo cuando acecha la pérdida. Lo más llamativo es que si bien los problemas I y II parecen ser dos escenarios diferentes, en términos de la utilidad esperada son uno solo (trabajando en términos matemáticos, ambos casos llevan a la misma riqueza final). De esta forma, en términos de utilidad esperada los participantes deberían tener la misma posición frente al riesgo, tanto si están en situación de ganancia como si lo están en situación de pérdida; sin embargo, los participantes eligen actitudes diferentes ante el riesgo según el marco (frame) en que se sitúen.

Autor: Sebastián Laza (economista, posgrado en Neurociencias Aplicadas a las Organizaciones)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Marcadores Somáticos: Atajos para la Toma de Decisiones

La hipótesis del marcador somático, de la mano de Antonio Damasio, ha sido muy relevante al momento de comprender el papel que juega la emoción en la toma de decisiones. La idea consiste en que las consecuencias de una decisión producen en la persona una determinada reacción emocional que es subjetiva, que se puede “vivenciar”, y que a su vez es somática, es decir se traduce en reacciones musculares, neuroendócrinas o neurofisiológicas. Esta respuesta emocional a su vez se puede asociar con consecuencias, ya sean negativas o positivas, que se repiten con cierta constancia en el tiempo y que provoquen dicha respuesta. Este mecanismo de asociación es el que produce lo que Damasio llama “marcador somático” y que influye en las decisiones a tomar a futuro. De esta manera, la reacción emotiva pasada influye en la toma de decisiones futura, posibilitando la anticipación de las consecuencias y guiando el proceso de resolución final. En este sentido se afirma que los marcadores

UN MUNDO DE GENTE APURADA

¿Se han puesto a pensar por qué andamos por la vida tan apurados? Dormimos poco, comemos apurados, compramos apurados, manejamos apurados, estudiamos apurados, multitasking en la oficina, zapping permanente en tv, en la música del auto, etc. VAMOS A EXPLOTAR. Se nos pasa el año volando, los días volando, las horas… Es frenético el ritmo.  ¿Pero quién nos apura? Los economistas decimos que “la gente prefiere ir más rápido o más lento, es decir elegir más a corto o a largo plazo, en función de lo que llamamos  tasa de preferencia temporal. Y está comprobado que,  en promedio, la gente suele valorar más obtener recompensa ahora, aunque sea menor, que esperar un tiempo Y OBTENER ALGO MAYOR A FUTURO.  No queremos esperar… lo queremos todo ya.  Podés legir rendir para un 10, pero te querés sacar de encima la materia ya, estudiás menos y aprobás con un 7.  Podés elegir esperar una semana, comparar precios y modelos, y comprarte el teléfono móvil nuevo … pero no… te en

DECIDIR NO DECIDIR: EL SESGO DE OMISIÓN

La mayoría de las veces, la gente, ante el riesgo, elige no actuar, con tal de no fallar. Tememos errar por naturaleza, y más aún tememos a las consecuencias del yerro en la acción, entonces preferimos la omisión.   De esta forma, cuando nos enfrentamos a una decisión riesgosa, la forma en que nos presentan el problema es muy importante. No es lo mismo presentar un problema en el que el individuo puede experimentar cierto nivel de pérdidas si falla en su acción, a otro en el que el individuo puede sufrir el mismo nivel de pérdidas, pero en esta ocasión cuando deja de actuar. El ser humano generalmente va a preferir fallar por omisión que por acción. El ejemplo clásico es el dilema del padre que debe decidir si vacunar a los hijos ante una enfermedad mortal, pero cuya vacuna tiene efectos secundarios. De esta forma, el padre debe decider si vacuna a su hijo contra una efermedad mortal de la que el hijo puede contagiarse naturalmente con un probabilidad del 1%. Si le pone l