La Teoría de Juegos es un área de la Matemática Aplicada que utiliza modelos para estudiar comportamientos estratégicos en estructuras formalizadas de incentivos (los llamados juegos) y llevar a cabo procesos de decisión. Si bien la Economía fue una de sus primeras aplicaciones (en especial para mercados oligopólicos), la Teoría de Juegos hoy se usa en muchos campos, desde la Biología a la Filosofía.
En interacciones estratégicas (juegos), saber cómo piensan otras personas, y además saber cómo las otras personas piensan que uno piensa, es crítico para predecir la conducta de otras personas. De hecho, muchos neurocientistas, piensan que en el cerebro humano hay un área especializada en “mind reading” (también llamada teoría de la mente), en la zona pre-frontal de nuestro cerebro, conocida como área 10 de Brodmann, la cual genera razonamientos acerca de lo que piensan y luego probablemente hagan las personas que interactúan con nosotros. De hecho, el autismo se cree implica un déficit en esta área y circuitos relacionados, la gente con autismo a menudo tiene problemas imaginando lo que otras personas piensan y creen, y por lo tanto se ven impulsados a tener conductas anormales para el común de la gente.
Mc Cabe y otros, por ejemplo, usaron neuroimágenes para medir actividad cerebral cuando diferentes personas jugaban juegos envolviendo confianza, cooperación, premios y castigos. Ellos encontraron que aquellos jugadores que cooperaban mostraron una importante activación en la ya mencionada área 10 de Brodmann y en el tálamo (sistema límbico). Por el contrario, aquellos que cooperaron poco no mostraron activación sistemática en dichas áreas.
Tania Singer y otros, por ejemplo, reportaron un importante link entre recompensa (reward) y conducta en determinados juegos. Dichos investigadores, hicieron jugar -a los participantes de su estudio- repetidos juegos del tipo “dilema del prisionero”, donde algunos jugadores –mientras eran scanneados- se enfrentaban a una serie de oponentes. En primer lugar, se informó sólo a los participantes scanneados que algunos de sus oponentes cooperarían intencionalmente mientras que otros cooperarían, pero sin intención. Posteriormente -también sólo a los scanneados- se les fueron mostrando los rostros de aquellos contra quienes habían jugado. Las caras de los cooperadores intencionales activaron la ínsula, la amígdala y áreas del estriato ventrial, entre otras. Y desde que el estriato es un área cerebral relacionada con las recompensas, activaciones en esta región significaron que el simple hecho de ver la cara de las personas que intencionalmente cooperaron con uno es retributivo, tiene utilidad o recompensa.
Para finalizar, la Neuroeconomía también se ha puesto a explorar los supuestos principales sobre los cuáles descansan las predicciones de la teoría de juegos, llegando a la conclusión de que la mayoría de ellos se da de bruces con lo que se ve en la realidad. Estos supuestos son:
- los jugadores tienen creencias apropiadas acerca de lo que otros van a hacer,
- no tienen emociones o preocupaciones acerca de lo que los otros ganan,
- planean hacia adelante,
- aprenden de la experiencia.
Autor: Sebastián Laza
Sebastián Laza es un economista argentino, egresado de la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza, Argentina), especializado en la interrelación entre Neurociencias, Psicología y Economía, con posgrados sobre el tema en la Universidad Nacional de La Plata (Argentina), National Research University (Rusia), y Duke University (USA).
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