La llamada “Teoría de la Mente” estudia nuestro cerebro social. Uno de los atributos distintivos de la cognición social humana es su propensión hacia construir modelos de otras mentes, es decir, hacia hacer inferencias sobre los estados mentales de otros. Esta capacidad humana se ha hecho conocida en neurociencias como Teoría de la Mente y muchos estudios vía neuroimágenes han intentado dilucidar los sustratos neurales de esta natural habilidad humana.
En un estudio clásico de Neuroeconomía, los investigadores Sanfey, Rilling, Cohen y otros (1) utilizaron Teoría de Juegos (Ultimátum y Dilema del Prisionero) para inferir cómo trabaja nuestro cerebro al intentar predecir lo que otros piensan hacer (en Neurociencias, esto se llama hacer “Teoría de la Mente”). Recordemos que en Teoría de Juegos, una de las tareas más importantes consiste en actuar estratégicamente a partir de lo que otros hacen o piensan hacer, y ésto implica un papel clave de la llamada Teoría de la Mente, es decir de aquellos circuitos cerebrales que se activan al intentar predecir la conducta de nuestros interlocutores. Es decir, lo que en Teoría de Juegos siempre se ha trabajado matemáticamente, ahora la Neuroeconomía lo intenta trabajar a partir de resonadores magnéticos y Teoría de la Mente.
El estudio en concreto
Los cerebros de los participantes de este experimento fueron scanneados usando fMRi (resonancia magnética funcional) mientras jugaban dos juegos distintos: Juego del Ultimátum (UG) y Dilema del Prisionero (PDG), tanto frente a otros humanos como frente a pantallas de computadora. Comparando ambos juegos, se observó un llamativo grado de coincidencia entre las áreas cerebrales que se activaron, incluyendo tanto áreas ya aceptadas como específicas de la Teoría de la Mente, como así también varias otras áreas cerebrales que no habían sido reportadas previamente y que pueden estar relacionadas con la inmersión de los participantes en interacciones sociales reales. Y si bien las interacciones de humanos con computadoras también lograron activación en algunas de las mismas áreas activadas por juegos sólo entre humanos, en este último caso dichas activaciones fueron más notorias y definidas.
En ambos juegos, los participantes fueron testigos de una decisión por parte de sus partners, en el UG observaban una oferta de dinero que otro les hacía (justa o injusta), sobre la cual tenían que reaccionar y en el PDG observaban una elección que otro hacía (cooperativa o egoísta), y sobre la cual también tenían que responder. Es decir, antes de decidir la respuesta a tomar, en ambos casos, eran testigos de algo que revelaba las intenciones del partner. ¿Qué zonas cerebrales se activarían en ambos casos? Ese fue el núcleo central del estudio.
Yendo a los resultados concretos, para ambos juegos (UG y PDG), se detectó activación en dos de las cuatro clásicas áreas de la teoría de la mente: corteza paracingular anterior y el sulcus temporal superior posterior (STS posterior). Ambas áreas se activaron en interacciones tanto con humanos como con computadoras, pero mostraron respuestas más fuertes ante partners humanos en ambos juegos, es decir, los participantes rechazaron ofertas injustas por parte de humanos en mayor medida que de computadoras en el UG y cooperaron más a menudo con humanos que con computadoras en el PDG.
Sin embargo, también se encontraron áreas cerebrales que se activaron que no se habían hecho notar en estudios anteriores sin interacción social. Estas fueron:
- cíngulo posterior/precúneo
- sulcus temporal superior (STS) medio
- un área que abarca hipotálamo, cerebro medio y tálamo
- hipocampo izquierdo
La activación tanto del cíngulo posterior como del hipotálamo (áreas eminentemente emocionales) pueden estar relacionados con cuestiones emocionales al recibir respuestas de humanos, que obviamente tienen menor presencia cuando se hacen estudios sin interacción humana. La activación del STS medio, normalmente atribuible a la memoria biográfica, puede estar relacionada con el hecho de que los participantes están aprendiendo nueva información sobre otras personas –aquellos que hacen las ofertas-. Finalmente, la activación del hipocampo podría relacionarse con la actividad de decodificar conductas e intenciones de otros: ¿justas o injustas? ¿cooperativas o no cooperativas?
Resumiendo
En síntesis, el cerebro humano es una máquina predictiva encaminada a reducir la incertidumbre del entorno, y la Teoría de la Mente se refiere a la habilidad para comprender y predecir la conducta de otras personas, sus conocimientos, sus intenciones, sus emociones y sus creencias. Este concepto, aplicado a la Economía, abre enormes posibilidades de estudio para casos de comportamiento estratégico, especialmente en las áreas de negociación, maketing, ciencia política, relaciones exteriores, entre otros. Sin dudas es un campo que promete, y los avances a futuro serán importantes.
(1) Sanfey, Rilling, Cohen y otros, The Neural Correlates of Theory of Mind within Interpersonal Interactions, en Revista Science Direct, año 2004. Sanfey y otros, The Neural Basis of Economic Decision Making in the Ultimatum Game, en Revista Science, junio de 2003.
Autor: Sebastián Laza (economista, MBA, posgrado en Neurociencias Cognitivas Aplicadas)
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