En las últimas décadas,
la globalización ha sido el motor principal del crecimiento económico mundial.
Sin embargo, en los últimos años, se ha observado un fenómeno de
"desglobalización selectiva", caracterizado por un retroceso en
ciertos flujos de comercio e inversión, al mismo tiempo que persisten y se
fortalecen otros. En este contexto, la geoeconomía juega un papel fundamental
en la redefinición de las relaciones internacionales.
El Cambio en la
Globalización
Si bien la globalización
ha sido clave para la expansión de los mercados, la crisis financiera de 2008,
la pandemia de COVID-19 y las tensiones geopolíticas recientes han llevado a
los países a replantear sus estrategias económicas. La dependencia de cadenas
de suministro extendidas ha demostrado ser un factor de vulnerabilidad,
llevando a las principales economías a reconsiderar sus modelos productivos y
comerciales.
Desglobalización
Selectiva: Características
Este fenómeno no implica
un abandono total de la globalización, sino una reconfiguración de las
interdependencias. Algunos de sus elementos clave incluyen:
- Regionalización del comercio: Se observa una tendencia
creciente hacia bloques comerciales regionales que buscan reducir la
dependencia de economías lejanas.
- Nacionalización de industrias
estratégicas:
Algunos países han implementado políticas para reforzar la producción
doméstica de bienes esenciales, como semiconductores y productos
farmacéuticos.
- Políticas de nearshoring y
friendshoring:
Empresas y gobiernos buscan acercar la producción a mercados más
confiables desde una perspectiva geopolítica.
- Restricciones tecnológicas y de
inversión:
Estados Unidos, China y la Unión Europea han intensificado sus controles
sobre sectores tecnológicos sensibles, afectando el flujo de inversión
extranjera directa.
Geoeconomía en un
Mundo Multipolar
La competencia entre
grandes potencias ha acentuado el uso de la economía como herramienta de
influencia geopolítica. La geoeconomía, entendida como el uso estratégico de
políticas económicas para alcanzar objetivos políticos, se manifiesta en:
- Guerra comercial entre EE.UU. y
China: La
imposición de aranceles y restricciones tecnológicas es un claro ejemplo
del uso de la economía como arma de presión.
- Sanciones económicas: Instrumento clave en la
diplomacia de Occidente frente a Rusia e Irán.
- Control sobre recursos
estratégicos:
El acceso a materias primas críticas como el litio, el cobalto y los
semiconductores es un eje central de la competencia entre naciones.
Impacto en Economías
Emergentes
Para los países en
desarrollo, la desglobalización selectiva representa tanto desafíos como
oportunidades:
- Desafíos: Restricciones al acceso a
mercados tradicionales, volatilidad en flujos de inversión y aumento de
costos logísticos.
- Oportunidades: Potencial para atraer
inversiones en nearshoring, aprovechamiento de recursos naturales clave y
fortalecimiento de alianzas regionales.
Conclusión
La desglobalización
selectiva no significa el fin de la globalización, sino su transformación. En
este nuevo escenario, la geoeconomía será un factor determinante en la
configuración del orden económico mundial. Los países y las empresas que logren
adaptarse rápidamente a estas nuevas dinámicas podrán posicionarse
estratégicamente en un mundo cada vez más fragmentado, pero interconectado de
manera selectiva.
Bibliografía
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