La disonancia
cognitiva y la teoría del sentimiento del inversor tienen puntos fuertes de
conexión cuando los inversores
experimentan una inconsistencia entre sus expectativas (pronósticos) y la
realidad del mercado.
En los
mercados financieros, esto suele suceder cuando
las decisiones de inversión no resultan como se esperaba, lo que crea un
estado de tensión psicológica. La disonancia cognitiva, entonces, afecta las
decisiones individuales de los inversores, mientras que el sentimiento del
inversor es el resultado agregado de las emociones y creencias de muchos
inversores. Ambas teorías están conectadas a través de los sesgos cognitivos y
emocionales que influyen en el comportamiento financiero, impulsando fenómenos
como la sobrecompra o sobreventa de activos, las burbujas y los crashes en los
mercados.
Disonancia Cognitiva
Lucas
Bietti, en su texto Disonancia Cognitiva:
Procesos Cognitivos para Justificar Acciones Inmorales nos explica con suma claridad cómo
las personas manejan el malestar psicológico que surge cuando sus acciones o
decisiones entran en conflicto con sus creencias o valores. Este fenómeno
fue inicialmente propuesto por el psicólogo Leon Festinger en 1957.
En
líneas generales, la disonancia
cognitiva se suele asociar con las siguientes situaciones:
§ Un estado
de tensión o incomodidad que experimenta una persona cuando sostiene dos ideas
contradictorias o cuando su comportamiento entra en conflicto con sus
creencias.
§ La
persona tiende a modificar sus pensamientos o racionalizar sus acciones para
reducir el malestar.
§ Se
recurre a diferentes mecanismos para justificar actos inmorales, como la auto-justificación,
la trivialización de la inmoralidad, o el cambio de creencias.
En el
mismo paper, Bietti analiza cómo los
individuos buscan reducir la disonancia reinterpretando sus acciones para
hacerlas más coherentes con sus creencias. Algunos
procesos cognitivos involucrados incluyen:
§ Los
mecanismos psicológicos de defensa, como la negación o la minimización, son
utilizados para alinear las acciones inmorales con una autoimagen positiva.
§ Los
sesgos cognitivos, como el sesgo de confirmación, ayudan a las personas a
evitar información que contradiga sus creencias.
La Teoría del “Investor Sentiment” y la
Disonancia Cognitiva
La incorporación de aspectos conductuales (piscológicos)
a las Finanzas Corporativas es previa a la teoría del “Sentimiento del Inversor”, ya que
comienza a ganar protagonismo a finales de los años 70 y 80. Los conductistas
ofrecían una alternativa para la teoría de la utilidad esperada, que la hacía
superadora del modelo de valoración de activos CAPM.
Posteriormente,
en las décadas de 1990 y 2000, la hipótesis del mercado eficiente (EMH), más
refinada que el CAPM, pero también excesivamente racional, fue cuestionada por
varios investigadores, entre ellos Schiller (2002), luego premio nobel, quien
presenta modelos de comportamiento que
explican diversas anomalías del mercado, como el rendimiento superior de
valor de determinadas acciones, el rompecabezas de los fondos de capital fijo,
los altos rendimientos de las acciones incluidas en los índices del mercado, la
persistencia de burbujas de precios de acciones y el colapso de varios fondos
de cobertura de aquella época.
La teoría del “Investor Sentiment”, cobra vida
a principios del siglo XXI, sugiriendo que las decisiones de inversión de
los individuos no siempre están basadas en un análisis racional y fundamentado,
sino que están influenciadas por factores psicológicos y emocionales. Este
sentimiento de los inversores puede llevar a desviaciones en los precios de los
activos de su valor fundamental, creando ineficiencias en los mercados.
Un paper
fundamental dentro de esta teoría es Investor
Sentiment in the Stock Market (2006), de los norteamericanos Malcolm Baker y Jeffrey Wurgler, donde los
autores desarrollan un índice para medir el sentimiento de los inversores y
muestran cómo este sentimiento afecta los retornos del mercado, especialmente
en acciones difíciles de valorar o arbitrar, siendo uno de los primeros
trabajos metodológicos para abordar la temática de forma amplia en todo tipo de
mercados financieros.
Relaciones con la disonancia cognitiva
La disonancia
cognitiva y la teoría del “sentimiento del inversor” están relacionadas en el
contexto de la toma de decisiones financieras, particularmente en cómo las emociones, creencias y actitudes influyen
en el comportamiento de los inversores en los mercados.
Los inversores
pueden buscar reducir esa incomodidad (disonancia) mediante varios mecanismos,
como:
§ Negar la información negativa: si un
inversor ha realizado una inversión significativa en un activo, como acciones,
y el valor de ese activo comienza a disminuir, puede experimentar disonancia
cognitiva entre su creencia de que la inversión era buena y el hecho de que
está perdiendo valor. Para reducir esta
disonancia, el inversor podría ignorar o minimizar la información negativa,
convencerse de que la caída es temporal, o buscar razones externas para
justificar el mal desempeño (por ejemplo, una corrección temporal en el
mercado).
§ Reinterpretar el resultado: si la
inversión no da los frutos esperados, un inversor puede intentar redefinir el
éxito. En lugar de admitir que la decisión fue errónea, el inversor puede
convencerse de que la inversión era parte de una estrategia a largo plazo y que
simplemente necesita más tiempo para dar resultados.
En ambos
casos, hay puntos de conexión entre ambas teorías:
§ Disonancia cognitiva y comportamiento
irracional: cuando los inversores sienten una gran presión emocional, debido
a pérdidas o expectativas insatisfechas, pueden actuar de manera irracional. El
sentimiento del inversor a menudo se forma en respuesta a eventos que provocan
disonancia cognitiva a nivel colectivo, como una caída inesperada en el mercado
o un aumento súbito. En lugar de tomar decisiones racionales basadas en los
fundamentos, los inversores pueden seguir al "rebaño" y actuar
impulsivamente para aliviar su disonancia, lo que lleva a movimientos
exagerados en el mercado.
§ Justificación y persistencia en malas
decisiones: la disonancia cognitiva puede hacer que los inversores mantengan
posiciones no rentables durante demasiado tiempo, justificándolas
emocionalmente. Este comportamiento, impulsado por el deseo de evitar la
incomodidad psicológica de admitir un error, puede alimentar el sentimiento
negativo en el mercado cuando muchos inversores se aferran a activos que
pierden valor.
§ Formación de burbujas y crashes: tanto
el sentimiento del inversor como la disonancia cognitiva pueden contribuir a la
formación de burbujas especulativas. Durante los períodos de optimismo
irracional, los inversores pueden experimentar disonancia cuando los precios
suben más allá de lo que los fundamentos sugieren, pero en lugar de vender,
justifican sus decisiones de mantener o comprar más activos, reforzados por el
sentimiento positivo en el mercado. Cuando la burbuja estalla, la disonancia
inversa (la discrepancia entre la creencia de que el mercado solo puede subir y
la realidad de la caída) provoca pánico y ventas masivas.
En resumen, la disonancia
cognitiva afecta las decisiones individuales de los inversores, mientras que el
sentimiento del inversor es el resultado agregado de las emociones y creencias
de muchos inversores. Ambas teorías
están conectadas a través de los sesgos cognitivos y emocionales que influyen
en el comportamiento financiero, impulsando fenómenos como la sobrecompra o
sobreventa de activos, las burbujas y los crashes en los mercados.
Algunas líneas emergentes de investigación en
estos temas son:
1. Estudiar
cómo la disonancia cognitiva pudo haber influido en las decisiones de los
inversores, por ejemplo, en las últimas crisis macro argentinas, en la negativa
a aceptar pérdidas o en la justificación de mantener bonos a pesar de señales
claras de riesgo.
2. Analizar
el impacto de las emociones del mercado durante estas crisis. ¿Cómo influye el
pánico o el optimismo excesivo en las decisiones colectivas? ¿Qué papel juegan
los medios de comunicación y los analistas financieros en la formación del
sentimiento inversor?
3. Mecanismos
de justificación: explorar cómo los inversores en bonos soberanos argentinos
experimentan y mitigan la disonancia cognitiva cuando enfrentan pérdidas. Esto
podría incluir la racionalización de que las pérdidas son temporales o la
justificación de que la deuda será reestructurada a largo plazo.
4. Persistencia
en decisiones irracionales: estudiar cómo los inversores continúan manteniendo
posiciones en bonos a pesar de los claros signos de que el país podría caer en
default o reperfilar/reestructurar su deuda. La disonancia cognitiva puede
llevarlos a subestimar los riesgos o a sobreestimar los beneficios futuros.
5. Examinar
cómo los inversores en bonos de deuda argentina pasan por fases de euforia y
pesimismo (similares a burbujas y colapsos). Durante los períodos de euforia,
los inversores podrían ignorar los riesgos subyacentes (disonancia cognitiva),
mientras que, en momentos de crisis, el pánico colectivo podría exacerbar el
sentimiento negativo.
6. Analizar
cómo las emociones colectivas afectan la volatilidad de los precios y los
rendimientos de los bonos soberanos, utilizando datos de mercado y herramientas
cuantitativas para medir el sentimiento inversor.
7. Indagar
sobre cómo las actualizaciones de las calificadoras de riesgo generan
disonancia cognitiva en los inversores y cómo estos responden emocionalmente a
tales noticias.
En
síntesis, las investigaciones en
sentimiento del inversor podrían enriquecerse con alguna de las hipótesis de
disonancia cognitiva aquí mencionadas, aplicadas a la percepción y
valoración de riesgos financieros, en la medida que el set de datos empírico disponible
permita dichos análisis (creemos es altamente probable).
Bibliografía
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Bietti, L. M. (2009). Disonancia cognitiva:
procesos cognitivos para justificar acciones inmorales. Ciencia Cognitiva,
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Dassani, P., &
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Jamil, N., &
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